sábado, 12 de mayo de 2007

LA MADERA


Parece como si los verdaderos habitantes de nuestro planeta no fueran los seres humanos, sino las plantas. Y es que las plantas podrían existir perfectamente sin nosotros, mientras que nosotros no podríamos existir sin ellas. Además, las plantas son los únicos seres vivos que realizan una síntesis entre la energía solar y la energía terrestre, gracias a las hojas y a las raíces. Las plantas forman un tapiz que recubre gran parte de la tierra, su organismo es sencillo y se adaptan a cualquier ambiente dando lugar a nuevas especies. Basta con pensar en los árboles que crecen entre los escombros de las casas abandonadas, o en los que crecen en la montaña, en las grietas de las rocas con poquísima tierra, batidos por el viento y la intemperie.

LA MADERA

Es la materia esencial del carpintero. Se entiende por madera en general las partes de un árbol que económicamente pueden aprovecharse, siendo estas por lo general los troncos, las ramas y las raíces.

La parte subterránea es la raíz, que está compuesta de tronco, cuello y raicillas. La raíz no sólo sostiene la planta fijándola al suelo, sino que la sustenta, es decir, la alimenta.

La parte exterior la forman el tronco, las hojas y las flores. El tronco, como decíamos, es la parte más utilizada de la madera. Su desarrollo depende del clima, la riqueza del suelo y del número de árboles que lo rodean.

La madera es una sustancia fibrosa y celulosa de estructura tubular unida mediante una sustancia química denominada lignina. Estas células varían en forma y tamaño pero por lo general son largas y delgadas y discurren de manera longitudinal con respecto al eje principal del tronco o de las hojas del árbol. Y es esta orientación de las células lo que da lugar a la dirección de grano.

Las células proporcionan sostén al árbol y permiten la circulación de la savia y el almacenamiento de alimentos. Las maderas blandas o coníferas tienen una estructura celular sencilla formada principalmente por células traqueidas (vasos conductores formados por células alargadas, con apariencia de fibra) que facilitan la conducción de la savia y el sostén físico inicial. Estas células constituyen filas radiales regulares y forman el cuerpo principal de árbol.

Los árboles de maderas duras o de hoja caduca tienen menos traqueidas que los de madera blanda y cuentan con vasos o poros por los que circula la savia y fibras que proporcionan sostén. El tamaño y la distribución de las células varían según las especies, dando lugar a maderas de textura fina o gruesa.

Los árboles crecen gracias a una deposición anual de células formadas por el cambium, que es la fina capa de células vivas y activas que se haya entre la corteza y la madera. Durante el periodo vegetativo, las células se subdividen para formar madera nueva sobre la cara interior y sobre el líber (corteza interna).

Conforme aumenta la circunferencia del árbol la corteza vieja se desgarra y se forma la corteza nueva. Estas nuevas células de madera se desarrollan en células...


PARA CADA OBJETO LA MADERA ADECUADA

Ante todo se debe elegir la madera adecuada, de acuerdo con la función que va a desempeñar el objeto que se quiere fabricar. He aquí algunos ejemplos fabricados con madera de distinta calidad: la cerilla de cocina de madera, la vieja pinza de tender y el mondadientes. Este último puede ser de arce o abedul, mientras que la cerilla es de chopo y la pinza de haya. Cuando la caja de cerillas es de madera, también se trata de una madera ligera, chopo o abedul. Cuando la caja es de cartón debemos recordar que este material se hace con pasta de madera. Hasta el papel en el que está impreso este trabajo tiene como componente básico la celulosa, que se saca de la madera.

La balsa es porosa, seca y ligera. Cuando está seca y llena de aire, los planeadores fabricados con ella pueden volar sin motor.

El tapón de corcho es muy ligero e impermeable, pero deja respirar al vino contenido en la botella.

El barril de roble bien curado, que es resinoso e impermeable, además de ser un perfecto recipiente para el vino, resiste el ataque de su fermentación, es lo bastante sólido como para aguantar la dilatación causada por la presión de los vapores y con el tanino confiere aroma y color al vino.

Quien se haya bañado de pequeño en un baño de madera lleno de agua puesta a calentar al sol en un día de verano, en una casa de campo, apreciará la madera como lo más próximo al cuerpo humano. La madera es bonita a la vista, agradable al tacto, suele tener un buen olor que recuerda los momentos felices de paseos por los bosques de aire puro, es cálida, se puede masticar como el regaliz, o comer, como los brotes de bambú. Puede ser pesada, como el ébano, o ligera, como la balsa, y hace más compañía que un tubo cromado. Y, a propósito de tubo, no podemos olvidarnos del bambú, un producto natural hueco, de sección menguante, con tramos separados por tabiques. Sale de la tierra como un producto acabado, dispuesto para el uso. Tiene unas fibras rectilíneas perfectas, ya que, como es sabido, en condiciones ambientales favorables crece unos 30 cm. por día. En Oriente se usa de mil maneras: con él se fabrican vasos, cañas de pescar, instrumentos cortantes, cubiertos, instrumentos musicales, cestos, tuberías, juguetes, tiendas, lienzos, andamios para la construcción, papel, objetos para las casas, mangos, setos, cazos, biombos, máquinas hidráulicas, cometas, cajas, sillas, muebles, abanicos, jaulas, bandejas, peines, lámparas, pinceles... ¿por qué no probáis también vosotras y vosotros a hacer algo con la madera?

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